La prosperidad material, como siempre, provocó la corrupción social y religiosa del pueblo. La vida fácil estaba debilitando moralmente a la población de Israel, como podemos leer en Amós 2:6/8 y Amós 5:11/12. La vida lujuriosa, la idolatría y la depravación moral del pueblo, le hicieron advertir de las fatales consecuencias del juicio y pérdida de la libertad nacional, como se verificó posteriormente.
Más detalles
