Érase una vez una pequeña oruga que vivía en un hermoso jardín. Soñaba con volar alto en el cielo y ver el mundo más allá del jardín. Un día, decidió emprender un viaje para cumplir su sueño.

A lo largo de su viaje, la mariposa se encontró con muchos desafíos y contratiempos. Se enfrentó a obstáculos como polillas, moscas y demás. Pero ella persistió, siempre decidida a seguir volando y explorando.

Necesita un escudo para superar los obstáculos y ese es el uso de una flor de la suerte.

La mariposa tomó vuelo y se elevó hacia el cielo. Vio paisajes impresionantes que nunca podría haber imaginado desde su pequeño jardín.

Mientras volaba, la mariposa se encontró con otras mariposas, cada una con sus propias historias y viajes.

Finalmente, el viaje de la mariposa la llevó de regreso al jardín donde comenzó. Pero ya no era la misma pequeña oruga que había emprendido su viaje. Había crecido y se había transformado en una hermosa mariposa, llena de sabiduría, fuerza y coraje.

La mariposa volvió a instalarse en el jardín, donde pasó el resto de sus días compartiendo sus experiencias con las otras criaturas que vivían allí. Y su historia inspiró a otras orugas a emprender sus propios viajes, a explorar el mundo y descubrir su verdadero potencial.