Tu antigua vida está muerta y enterrada. No tienes una vida después de la muerte, y tu no vida vampírica está a punto de desmoronarse a menos que resuelvas un crimen sin solución. Bienvenido a la ciudad de Nueva York... y bienvenido al clan Lasombra, donde el fracaso no es una opción.

No eres nadie. Un paria en tu propia secta vampírica. Un preso político sin valor particular. Una inmigrante que nunca encontró sus raíces en una ciudad de inmigrantes. Un fumador empedernido cuyo pasatiempo favorito es mirar fijamente las calles a través de las ventanas de un local de comida rápida a las 4 a.m. La sensación de hundimiento en la boca del estómago te dice que estás condenado, y las voces distorsionadas de las sombras parecen estar de acuerdo. La maldición de tu clan dificulta la interacción con la tecnología cotidiana. La disociación es tu estado natural.

Pero cuando el líder anarquista de Nueva York encuentra un final espantoso, de todos los chupasangres de la metrópolis, eres el elegido para investigar. No te equivoques: esto es obviamente una trampa, otro movimiento más en el horrible juego de la Yihad, la eterna lucha por el poder entre generaciones de vampiros en guerra. Pero eres Lasombra, y si hay algo que sabes, es esto: si el Príncipe Ventrue y sus seguidores te subestiman, se arrepentirán profundamente.